Siempre he querido ir cumpliendo mis metas rápidamente. Cuando era pequeña, quería hacerme mayor. Cuando empecé la carrera, quería terminarla ya. Cuando me quedé embarazada, quería que pasaran rápido los 9 meses y tener a la niña conigo. Mi madre me dice que soy como el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas: “Voy a llegar tarde”. Esa es siempre mi principal preocupación: llegar tarde y perder tiempo en el camino. Sin embargo, ahora que veo a Gabriela, no quiero que el tiempo pase. No quiero que crezca. Quiero que permanezca siempre con sus dos años, su risa inocente, sus ansias por aprenderlo y contarlo todo y su amor incondicional. Como sé que eso es imposible, disfrutaré cada segundo con ella.
Mi marido vio en la televisión de Sudáfrica un anuncio que describe, a la perfección ese sentimiento. Le recordó a nosotras porque, además, la madre es idéntica a la niña. Como en nuestro caso… (y, entre nosotros, a mi me encanta). ¡Merece la pena verlo!